Los iones han sido investigados durante cientos de años por diferentes tipos de científicos, médicos, biólogos, etc. En sus investigaciones vieron una relación entre nuestro cuerpo y diferentes sucesos que sucedían en nuestro entorno y que tenían que ver con un tipo de molécula. Hasta ese momento aun no se había descubierto qué tipo de moléculas eran y qué estaba pasando.

Un médico sueco, Svante Arrhenius, hizo la primera investigación, que al principio pareció muy extraña pero realmente dio respuesta y tenia sentido.
Los iones, que en griego significa los que se mueven, son diferentes tipos de partículas que están en continuo movimiento y que este movimiento viene producido por una electricidad que sucede al separar diferentes tipos de sustancias.
Por ejemplo, en un soluto en el que ponemos sodio y cloro, se hace una rotura y se crea una especie de bioelectricidad. Esto fue lo que él demostró, ya que nuestro cuerpo está formado por diferentes tipos sustancias, hay una bioelectricidad que está continuamente sucediendo en nuestro cuerpo y que permitía este movimiento de sustancias en nuestro cuerpo.
Eso significa que nuestro cuerpo mejora, cambia o esta afectado por los iones en el ambiente.
¿Cómo nos afectan los iones?
¿Por qué los iones NEGATIVOS nos benefician y los POSITIVOS nos perjudican?
El aire que respiramos es materia. Por lo tanto, como toda materia está formado por un conjunto de moléculas (nitrógeno, oxigeno, dióxido de carbono, etc.).
A su vez, cada una de estas de moléculas, está formada por átomos, cada uno de los cuales tiene un núcleo o centro de protones (partículas de carga positiva) alrededor del cual giran electrones (partículas de carga negativa).
El átomo es una de las unidades más pequeñas de la materia que conserva su identidad o sus propiedades.
En otras palabras y a manera de ejemplo para poder entender lo que es el átomo, digamos que un átomo de cobre es la parte más pequeña en que podemos dividir al cobre sin que deje de ser cobre. El átomo de cobre, a pesar de lo pequeño, sigue siendo cobre.

Sin embargo, el átomo está compuesto por partículas aún más pequeñas, denominadas partículas subatómicas que se ubican ya sea en la región central del átomo (conocido como núcleo) o en la periferia del mismo (zona orbital).
Se configura así una estructura similar a nuestro sistema solar en donde el sol está al centro y alrededor de él los planetas que giran en diferentes órbitas. Es como si el átomo fuese un sistema solar en miniatura.
Es importante tener en cuenta que mientras el átomo no sea alterado, siempre su número de protones será igual al número de electrones, con lo cual será eléctricamente neutro.
Sin embargo, cuando algunos átomos se unen con otros átomos para formar moléculas, se alteran ya que pierden o ganan electrones. Cuando pierden electrones quedan cargados con una fuerza eléctrica positiva (+) y cuando ganan algún o algunos electrones, entonces quedan cargados con una fuerza eléctrica negativa (-).
Estos átomos cargados positiva o negativamente (alterados) se conocen como iones, que, en consecuencia, son átomos con carga eléctrica diferente a cero (0).
Los átomos cargados positivamente se llaman cationes y los de carga negativa se denominan aniones.

En este punto volvamos al asunto del aire, para decir que los átomos de los distintos elementos presentes en él, se alteran formando iones positivos o iones negativos lo que da lugar a una actividad electromagnética en el entorno que nos rodea.
Sabemos que el cuerpo humano es sensible a toda actividad electromagnética del entorno, por lo que los procesos de ionización en el aire tienen claras repercusiones en la salud del ser humano para bien o para mal.
Los estudios han demostrado que cuando el aire tiene una carga excesiva de iones positivos, adquiere una naturaleza perturbadora que daña la salud y el estado anímico de las personas. Su efecto es deprimente y alterador del sistema nervioso.

Se ha descubierto que en muchas personas, la respuesta inicial del cuerpo a los iones positivos es la producción de adrenalina y noradrenalina. Estas hormonas producen euforia a corto plazo, pero a la larga conducen a un estado de agotamiento.
Momentos previos a una tormenta en el aire se acumulan iones positivos lo que despierta en los insectos y los animales mucha inquietud y una incansable actividad.
Las investigaciones también han mostrado que la exposición a los iones positivos del aire, puede provocar una producción excesiva de histamina que ocasiona las reacciones alérgicas.
En cambio, los iones negativos, constituidos en parte por oxigeno, tienen un efecto tonificador y beneficioso.
En la atmósfera hay iones positivos y negativos los cuales deben mantener una proporción a razón de cinco iones positivos por cuatro negativos (5:4), siendo este equilibrio, esencial.
Pero el conteo ideal o normal de iones en el aire fresco de las zonas de montañas es aproximadamente de 2.000 iones por centímetro cúbico, en una proporción de 1:1 (1.000 iones negativos y 1.000 iones positivos).
La naturaleza busca constantemente mantener este equilibrio y por lo tanto intenta que exista el mismo número de protones y electrones, para que así se anulen mutuamente y se haga posible un ambiente agradable y estable.
Podemos deducir que es inevitable que en el aire se formen iones positivos o iones negativos.
Los iones positivos, que como hemos dicho, son perturbadores de la salud, son formados en el aire ya sea por fuentes de la propia naturaleza o por fuentes artificiales.
Si estás interesado/a en este campo no te pierdas los próximos artículos sobre los iones y la hidroterapia detox.
Reme Barberá
Experta en Salud Natural