La contaminación electromagnética se ha convertido en un problema a gran escala que pone en peligro notablemente nuestra salud y es nuestra responsabilidad disminuir estos riesgos para no tener graves problemas futuros.
Cada vez nos preocupamos más por cómo afectan los factores medioambientales sobre nuestra vida, pero existen otros que no tenemos en cuenta habitualmente y que están dejando huellas patentes en nuestra salud en forma de trastornos y enfermedades (muchas veces crónicas) que podrían disminuir e incluso desaparecer si seguimos una serie de pautas.
Los efectos que puede provocar la contaminación electromagnética son:
Hormonales: Las radiaciones pueden provocar serios cambios en la producción de hormonas sexuales.
Neurológicos: Los temblores, las migrañas, la astenia, serían los problemas neurológicos más frecuentes.
Dermatológicos: Alteraciones en la piel como dermatitis y alergias cutáneas.
Cancerígenos: Las radiaciones afectan al ADN de las células, por lo que la repetida exposición puede llevar al desarrollo de tumores.
Reproductivos: Problemas de fertilidad y de gestación.