Descubre los super alimentos y la crema Budwig

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Súper alimentos

EL DESAYUNO ES LA COMIDA MÁS IMPORTANTE DEL DÍA

El desayuno es la comida más importante del día, y la más
dificil de seleccionar, os aconsejo probeis la receta de la, la crema budwin,
un desayuno completo, delicioso que regula la energia del cuerpo, evita el
descenso de azúcar en sangre y desinflama el tracto digestivo. Una verdadera
maravilla culinaria. Si la preparas con fruta de temporada, siempre parecerá un
desayuno diferente.

Crema Budwig.

Ingredientes

• 3 cucharaditas de yogur desnatado o queso bajo en grasas
(20%). También pueden utilizarse otros ingredientes, como cuajado de soja,
kéfir o requesón. O bien utilizar leche vegetal.

• 2 cucharaditas de aceite lino y/o germen de trigo y/o
girasol, ecológico y primera presión en frío

• Zumo de medio limón.

• 2 cucharaditas de frutos secos ( seis almendras crudas o 3
nueces)

• Una cucharada de semillas oleaginosas, crudos y recién
molidos (sésamo, lino, piñones, pipas calabaza o girasol, …)

• 3 cucharaditas de uvas pasas, o bien medio plátano maduro
chafado, o bien 2 higos secos, o bien 3 orejones , o bien 1 cucharadita de café
de azúcar integral o de miel. (Esto es opcional)

• 2 cucharaditas de cereales, crudos (avena, mijo, arroz
integral, cebada, trigo, centeno o trigo sarraceno) Pueden usarse molidos al
momento (con un molinillo eléctrico de los de café o con un molino para
cereales) o bien enteros, pero entonces habrá que dejarlos en remojo desde la
víspera.

Debéis tener en cuenta que una de las bases de la
alimentación propuesta por la Dra. Kousmin era la calidad de los alimentos, es
decir que este desayuno cuenta con que los ingredientes sean de la mejor
calidad (biológicos, integrales y, en el caso de los aceites, además de primera
prensión en frío)

Preparación

Emulsionar primero el aceite con el yogur desnatado (o la
alternativa escogida), batiéndo la mezcla con un tenedor. Una vez obtenida la
emulsión, añadir el resto de ingredientes.

La crema Budwig se acompaña con 100gr más o menos de fruta
de temporada y con una taza de infusión.

Masticar muy lentamente.

La Dtra. Budwig encontró en el aceite de lino,  la equilibrada combinación de los ácidos grasos linoleico y linolénico, que le convierten en un gran captador de oxigeno, capacidad que no tienen otros aceites vegetales. En 1952 Budwig reconoció que estos ácidos grasos eran el factor decisivo en la función respiratoria, lo cual constituía la segunda parte de la Ecuación de Warburg.

Llegados a este punto, faltaba encontrar la forma en que estos ácidos grasos llegasen hasta las células. Tanto el aceite de lino como el intestino tienen una carga eléctrica negativa, así que este aceite por si solo no puede ser absorbido por el intestino.

 

Para más información contacta con www.linfanew.com

 

Un Desayuno con Historia 

UN POCO DE HISTORIA

Siete veces nominada al premio Nobel de medicina, Johanna Budwig era Química y Farmacéutica y estaba doctorada en Física. Fue la primera persona en clasificar las grasas según su composición. Trabajó como Experta Consultora del Instituto Federal Alemán de Investigación de las Grasas y fue considerada la mayor autoridad mundial sobre grasas.

Estudió las grasas hidrogenadas y otras grasas desnaturalizadas, y sus conclusiones fueron muy claras, los efectos de estas grasas sobre la salud eran nefastos. Es decir, que ya por los años 50 la Dra. Budwig nos advertía del peligro de las grasas hidrogenadas. (Han pasado 60 años y seguimos viendo estas grasas en la composición de la mayoría de los alimentos industriales).

La Dra. Budwig, utilizando sus conocimientos sobre grasas, repitió los experimentos del Dr. Warburg, pero sustituyendo la grasa saturada por grasas poliinsaturadas, hasta que en 1952, encontró el ácido linoleico y el ácido linolénico. Estos ácidos grasos esenciales  era lo que hubiera necesitado Warburg para introducir el oxígeno a la célula. (Los ácidos grasos esenciales son moléculas grasas que nuestro cuerpo no puede fabricar y necesitan ser aportadas por la alimentación. A partir de ellas el organismo es capaz de generar otras grasas necesarias para la vida).

—La importancia de estos ácidos grasos reside en que constituyen complejos lipoproteicos que forman una bicapa en las membranas celulares, lo que les  confiere la capacidad de actuar como un filtro y proporcionar permeabilidad a la membrana, que permite la entrada de oxígeno y nutrientes y la salida de sustancias de desecho. Pero además, aportan una carga eléctrica negativa a la membrana, necesaria para atraer el oxígeno, indispensable para la respiración celular aeróbica.

La presencia de grasas hidrogenadas en la membrana, altera dicha permeabilidad, se hace más dura y menos fluida, así que la mayoría de los desechos quedan dentro y el oxígeno no puede entrar. Es así como la célula se autointoxica y sufre hipoxia llevando con el tiempo al desarrollo de enfermedades degenerativas y cáncer.—

Utilizando estos ácidos grasos, Budwig, fue capaz de reparar la membrana celular dañada, haciéndola más permeable y permitiendo el paso del oxigeno, y de esta manera devolver a las células cancerosas, la capacidad de realizar un correcto  metabolismo aeróbico y, en consecuencia, convertirlas en células normales.

1ª PARTE: LA HISTORIA EMPIEZA CON UN PREMIO NOBEL

En 1931 el científico Otto H Warburg recibió el premio Nobel de Fisiología y Medicina por sus investigaciones sobre el Citocromo oxidasa en la Respiración Celular. Es decir, demostró que las células utilizan oxígeno para la creación de energía y esta enzima, el citocromo, es vital para la introducción del mismo al interior de la célula durante la respiración celular aeróbica (proceso en que la célula produce energía en forma de ATP, utilizando oxigeno en la combustión de la glucosa).

Warburg estaba doctorado en Química y aunque posteriormente estudió Medicina dedicó su vida a la investigación. Hizo más de una decena de importantes descubrimientos bioquímicos que significaron un gran avance en la interpretación de mecanismos orgánicos fisiológicos.

Pero Warburg, mientras investigaba la respiración celular, encontró un proceso anómalo que se desarrollaba en los tumores, es decir, descubrió la diferencia que existía entre el metabolismo realizado por las células normales y el realizado por las cancerosas. Estas son algunas de sus observaciones:

Estas células podían reproducirse sin oxígeno y su forma de obtener la energía era utilizando la glucosa por medio de la glucólisis anaeróbica o fermentación.

La cantidad de energía obtenida por esta vía es muy inferior a la obtenida por respiración aeróbica, lo que va produciendo un lento debilitamiento del organismo,  que no recibe la cantidad de energía necesaria para su correcto funcionamiento.

Como consecuencia de la fermentación se producen unas sustancias de desecho: monóxido de carbono y ácido láctico, fundamentalmente. Estas sustancias crean un entorno ácido alrededor de las células cancerosas, que favorece su desarrollo.

La capacidad propia que tiene el organismo para que las células anómalas realicen apoptosis (forma de muerte celular; proceso fisiológico en que las células que ya no son útiles o son defectuosas se autodestruyen) se inhibe mientras haya glucólisis anaeróbica.

En su obra “El Metabolismo de los Tumores” Warburg demostró que todas las formas de cáncer se caracterizan por dos condiciones básicas: la hipoxia (falta de oxígeno) y la acidosis (excesiva presencia de ácidos en sangre o tejidos, medida como pH inferior a 7).

Según el  Dtr.  Otto. H. Warburg este metabolismo alterado, por la incapacidad e introducir oxígeno en la célula, es el origen del cáncer y no una consecuencia, como por aquel entonces pensaba el mundo científico. Dicho con sus propias palabras:

“Una célula sana privada de oxígeno durante un periodo largo de tiempo se ve obligada a cambiar su patrón metabólico para sobrevivir, de manera que utilizará glucosa y realizará una fermentación anaeróbica”.

A partir de esta idea Warburg se dedicó a investigar la forma de introducir el oxígeno en las células para interrumpir la glucólisis anaeróbica y confirmar que se detendría el tumor. Tenía la certeza de que los ácidos grasos eran imprescindibles para el funcionamiento de las enzimas encargadas de su transporte a través de la membrana celular. Hizo intentos utilizando grasas, como el ácido butírico, pero todos fueron fallidos.

Hoy sabemos que su error fue utilizar una grasa saturada.

Murió en 1970 a los 87 años de edad.

Acerca del Autor 

Reme Barberá

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